La hernia de hiato es una condición que surge cuando la porción superior del estómago se desplaza hacia el tórax a través de una pequeña abertura en el diafragma, conocida como el hiato diafragmático. El diafragma, un músculo que separa el tórax del abdomen, cuenta con esta abertura que forma parte de la barrera anatómica que divide el esófago del estómago. Cuando el estómago se desplaza hacia el tórax, esta barrera se vuelve menos efectiva, lo que permite que los contenidos gástricos fluyan con facilidad hacia el esófago. Aunque la presencia de una hernia de hiato puede favorecer el reflujo gastroesofágico (RGE), no es su única causa.
Aunque más común en personas mayores de 50 años, la hernia de hiato también puede afectar a individuos de todas las edades, incluso aquellos que gozan de buena salud en general. Pero, ¿cuáles son los síntomas que caracterizan esta condición? El ardor o sensación de quemazón, conocido médicamente como “pirosis”, que se origina en el estómago y asciende hacia la garganta, es uno de los síntomas principales del RGE. Este ardor puede estar relacionado con la ingestión de alimentos ácidos o amargos que llegan desde el estómago hasta la boca. Los síntomas suelen empeorar después de las comidas, especialmente con alimentos que relajan el esfínter o con excesos alimenticios. En muchos casos, los síntomas también se intensifican durante la noche o cuando el cuerpo se flexiona.
Además de los síntomas más comunes, como el ardor, también pueden presentarse síntomas respiratorios como afonía, carraspera, asma o dificultad para respirar, debido a la irritación provocada por el ácido que refluye hacia las vías respiratorias. Factores como la dieta y el estilo de vida pueden influir en la aparición del RGE. Alimentos como el chocolate, las especias, la menta, las grasas, el café y las bebidas alcohólicas pueden relajar el esfínter y fomentar el reflujo. Asimismo, situaciones que aumenten la presión en el abdomen, como la obesidad, el embarazo y ciertos tipos de ejercicio, también pueden contribuir al RGE.
Las complicaciones derivadas del RGE pueden variar en su severidad y no afectan a la mayoría de los casos. Una de las más comunes es la esofagitis, que es la inflamación de la mucosa del esófago expuesta al ácido. Las esofagitis graves pueden ulcerarse, sangrar o cicatrizar de manera irregular, dificultando la ingestión de alimentos.
El diagnóstico de la hernia de hiato se basa en los síntomas, pero en casos persistentes se pueden realizar pruebas específicas, como radiografías, gastroscopias, manometrías esofágicas y pHmetría de 24 horas.
El tratamiento de la hernia de hiato depende de su gravedad. En casos leves, se busca controlar los síntomas, mientras que, en casos más graves o complicados, el tratamiento se enfoca en prevenir o tratar las complicaciones derivadas del RGE. Las medidas dietéticas y posturales, como evitar alimentos que relajan el esfínter, perder peso y elevar la cabecera de la cama, pueden ser útiles en el control de los síntomas. El tratamiento farmacológico se recomienda cuando estas medidas no son suficientes.
Es esencial comprender y abordar la hernia de hiato adecuadamente, ya que el reflujo gastroesofágico puede tener implicaciones significativas en la calidad de vida y la salud a largo plazo. Consultar a un profesional médico es fundamental para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado para cada individuo.