La conexión entre el color de los ojos y la predisposición a sufrir el trastorno afectivo estacional, comúnmente conocido como depresión invernal, ha sido objeto de investigación y debate. Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Gales del Sur (USW) en 2018 arrojó luz sobre esta intrigante relación.
La investigación, presentada en la Conferencia Anual de la Sociedad Británica de Psicología en Nottingham, se centró en 175 estudiantes de dos universidades en el sur de Gales y Chipre. Los resultados sorprendentes revelaron que las personas con ojos más claros, especialmente aquellos con ojos azules, tenían un riesgo significativamente menor de experimentar tristeza invernal en comparación con aquellos que tenían ojos oscuros o marrones.
El mecanismo detrás de esta relación podría estar relacionado con la capacidad del ojo para absorber la luz. Cuando la luz penetra en el ojo, las células en su interior transmiten señales al hipotálamo en el cerebro, informando sobre los niveles de luz disponibles. Esta información afecta directamente a la producción de melatonina, una hormona clave relacionada con el estado de ánimo y los patrones de sueño. Las personas con ojos más claros son más sensibles a la luz, lo que significa que necesitan menos luz para transmitir esta información desde las células de la retina hasta el hipotálamo. Como resultado, se ven menos afectadas por la escasez de luz solar característica de los meses de invierno, en comparación con aquellas con ojos oscuros.
La melatonina, cuyos niveles disminuyen con la exposición a la luz, juega un papel fundamental en este fenómeno. La entrada de luz en el cerebro reduce la producción de melatonina, lo que puede influir en el estado de ánimo y la sensación de bienestar. Por lo tanto, aquellos con ojos más claros experimentan una disminución más marcada de la melatonina durante el día, lo que podría explicar por qué son menos propensos a sufrir el trastorno afectivo estacional.
Además de esta fascinante conexión entre el color de los ojos y la depresión invernal, se ha observado que las mujeres tienen un 40% más de probabilidad de experimentar este trastorno en comparación con los hombres. Estos hallazgos provienen de un estudio adicional basado en una encuesta en línea realizada a 2.031 adultos. Por cada 100 hombres que padecen trastorno afectivo estacional, hay 140 mujeres que enfrentan el mismo problema.
Si bien estas investigaciones arrojan luz sobre una posible correlación entre el color de los ojos y la predisposición a la depresión invernal, es importante recordar que la depresión es una afección compleja y multifactorial. La genética, el entorno, el estrés y otros factores desempeñan un papel significativo en el desarrollo de esta condición. Además, cualquier persona que experimente síntomas de depresión, ya sea estacional o no, debe buscar apoyo y tratamiento profesional para abordar esta afección de manera adecuada.